En plena Nochebuena Víctor Ros recibe una visita del todo inesperada, un humilde sepulturero viene a solicitar su ayuda. Alguien se ha introducido en el depósito de cadáveres para mutilar el cuerpo del coronel Ansuategui y robarle su muy apreciado anillo. El caso es de lo más sorprendente ya que la única vía de entrada a la estancia es a través de una puerta custodiada por dos guardias. ¿Cómo pudo entrar alguien sin ser visto? Por otra parte, Víctor Ros debe investigar la muerte del Marqués de Entrada, aparentemente envenenado por su esposa. El problema es que la joven viuda resulta ser una amiga íntima de Clara, con la que Víctor acaba de casarse.